Valencia permanece a la espera de la posible repesca del español para cuadrar su gran premio
Antes de que arranquen los motores, de que los decibelios se disparen en el puerto de Valencia, la Fórmula 1 y la ciudad están pendientes de Fernando Alonso. Renault, el equipo del piloto ovetense, el gran reclamo para el público español, está sancionado. Un error en Hungría les obliga a descansar en Valencia. Castigo. Pero hay una opción de recuperarlo para el Gran Premio de Europa. Cuestión de estado. Este es el gran empujón que falta para terminar de reflotar la carrera. Mañana se decide en París. El Tribunal Internacional de Apelación (ICA) tiene la última palabra.
La temporada no está siendo boyante. Fernando Alonso, con un Renault muy normalito, es desdichado. Muchas frustraciones y contadas celebraciones. La última en Hungría. El asturiano cazó la pole. Pero el Gran Premio le reservaba un desenlace más cruel. A boxes sin una rueda y salto directo al Gran Premio de Bélgica sin pasar por la casilla de Valencia.
Pero esta sanción no pena únicamente a Renault. También a Valencia. Y eso, para los que están en el meollo, no es justo. Quieren al español pilotando en España. Lo que pase después ya da igual. Y quien más desea coger el volante en Valencia es Fernando Alonso. El asturiano se siente en deduda. Con la afición valenciana y consigo mismo. El año pasado, el del estreno, cuando los bólidos volaron por primera vez por encima del agua, Alonso no llegó a pasar por la meta. Ni una vuelta.
El Mundial acampa esta semana en Valencia, undécima estación, con un pronóstico incierto. Nadie sabe ya por quién jugarse los cuartos. La temporada ha sorprendido hasta al más arriesgado. Pero este es el Mundial del difusor, el controvertido elemento tecnológico que ha impulsado a las escuderías pobres por encima de las ricas. El mundo al revés. Pero nadie se puede confiar. Cuando parecía que las estrellas estaban condenadas a ver el tubo de escape de los teloneros, el Mundial dio una voltereta. Hungría puede marcar un punto de inflexión. El cetro otra vez en manos de los reyes.
Pero hasta ahora, con la salvedad de Hungría, este está siendo, justa o injustamente -las grandes escuderías opinan que el difusor transgrede las normas- el Mundial de Brawn GP, la carroza de Jenson Button (el líder) y Rubens Barrichello (cuarto), y Red Bull, el bólido de Mark Webber (segundo) y Sebastien Vettel (tercero).
A la espera de la repesca de Alonso, el gran atractivo del Gran Premio de Europa se centra en el duelo entre la vieja y la nueva guardia. Los sorprendentes Button, Webber y Vettel contra los consagrados Lewis Hamilton y Kimi Raikkonen, pilotos de los poderosos McLaren y Ferrari, los dos últimos campeones de la Fórmula 1. A estos podría unirse el ganador de los dos Mundiales anteriores, Fernando Alonso.
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