Fernando Alonso se había marcado como objetivo llegar líder a Barcelona, completando así con éxito el primer ciclo del campeonato, el de las pruebas de Asia-Pacífico, lejos de casa, cuando aún los coches, por lo general, no han alcanzado su 'velocidad de crucero'. Todavía resta una prueba, China (18 de abril), y todo es posible. Alonso, tras las tres primeras carerras, ocupa la segunda posición del Mundial a sólo dos puntos de su compañero Felipe Massa. El asturiano perdió en Malasia la oportunidad de asentarse cómodamente en cabeza del campeonato, algo muy importante en un Mundial que, por el momento, está tan peleado e incierto.
Antes de iniciarse la temporada se auguraba que éste podría ser el Mundial de Fórmula 1 más competido de la historia. Tener ocho pilotos potencialmente ganadores (Alonso, Massa, Vettel, Webber, Hamilton, Button, Schumacher y Rosberg, éste el único que aún no ha pisado nunca lo más alto de un podio) en los cuatro mejores equipos (Ferrari, Red Bull, McLaren y Mercedes, que está recuperando el retraso mostrado en pretemporada) y la igualdad mostrada por estos en la pretemporada permitía soñar. Y pese a las voces surgidas en Bahrein, deplorando un tanto el espectáculo ofrecido –falta de lucha y de adelantamientos–, Malasia parece desmentirlo.
Tres carreras, tres ganadores distintos: Fernando Alonso, Jenson Button y Sebatian Vettel. Ocho pilotos han subido al podio en tres carreras; sólo Felipe Massa, líder del Mundial, lo ha hecho en dos ocasiones. Y un 'desahuciado', Robert Kubica, ha sido quien más puntos ha sumado en las dos últimas carreras. ¿Alguien da más?.
Entre Felipe Massa, líder del Mundial, y Robert Kubica, séptimo clasificado, median nueve puntos. Una diferencia que en otros tiempos comenzaría a ser considerada como importante, pero que en 2010, cuando de tacada en un solo Gran Premio pueden recuperarse 25 –como hizo Vettel con respecto a Fernando en Malasia– es una nimiedad. Entre los 25 puntosadjudicados ahora al ganador y los 18 del segundo clasificado median nada menos que siete puntos, y ello hace que las ventajas reales sean mucho menores que las aparentes, acostumbrados como estamos a tipos de puntuación en los que la regularidad primaba ante todo. Pero ésta, la regularidad. continúa siendo importante. Robert Kubica, por ejemplo, ha sido quien más puntos ha sumado en las dos últimas carreras, nada menos que 32, más que tres victorias el pasado año.
Es cierto que la lluvia y los problemas de fiabilidad han tenido su papel importante en este resultado. Si en Malasia no llovió en carrera, lo hizo en calificación, alterando la parrilla, y eso se dejó notar en el desarrollo de la carrera.
Pero también lo es que los grandes tienen ahora mucho más complicado llegar a zona de puntos si fallan en la calificación. Renault, Force India e incluso Toro Rosso ya no se adelantan en un 'plis plas'. Hamilton sufrió para superar a Petrov y ya nada pudo hacer para acercarse a Sutil. Alguersuari contuvo casi toda la carrera de Australia a Schumacher y entre él y Buemi amargaron buena parte del inicio de carrera a los dos Ferrari en Malasia.
Por si fuera poco, hay dos frentes abiertos. El de los cuatro equipos de cabeza y el de un segundo pelotón que lucha furiosamente entre sí y por acercarse a la cabeza: Force India, Renault y Toro Rosso, con Williams y Sauber intentando integrarse en el mismo.
El GP de España, decisivo
El inicio de Mundial de Fórmula 1, después de las tres primeras carreras, ha sido más espectacular y disputado que nunca. Habrá que ver lo que decide el GP de España del 9 de mayo, cuyo veredicto puede ser decisivo para el resto de temporada.
Tradicionalmente la primera prueba europea representa el debut de las primeras evoluciones importantes de los coches. Y si el pasado año estuvo marcado por la llegada masiva de los 'dobles difusores' imitando a Brawn, este año veremos los 'F Duct' que McLaren se ha sacado de la manga. Un sistema que no parece aportar ventaja clara todavía, pero que potencialmente puede marcar diferencias. Y habrá que ver si los equipos más modestos tienen capacidad para seguir el ritmo de evolución de los grandes. Se dice, además, que si un coche va bien en Montmeló, va bien en todas partes.
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