Estéticamente, no es de los cascos más bonitos que ha llevado el piloto español. Se trata de un Arai, una de las marcas de cascos más conocidas en todo el mundo. Los que seáis también aficionados al motociclismo, recordaréis el precioso casco que lucía Michael Doohan de la misma marca, con un canguro dibujado en el cogote. Un casco de Fórmula 1 es difícil que tenga una forma bonita, pero los colores de este año y los motivos que lo decoran no son muy acertados desde mi punto de vista. Aunque como todo, va a gustos. No sé lo que opinaréis vosotros. Hay cascos de otros pilotos más bonitos (excepto el de Hamilton, claro. El amarillo no me va).
Como todo lo que rodeará a nuestro piloto esta temporada, cada centímetro cuadrado que se pueda ver en televisión puede ser motivo de ingreso económico, y el casco tampoco se va a librar. Podremos ver claramente la publicidad de ING, Renault y la Mutua Madrileña.
Los cascos de Fórmula 1, quitando el tema de la decoración, son auténticas obras de ingeniería. En 1985 ya sólo pesaban 2 Kg. Actualmente no superan los 1,25 Kg. Son ligerísimos, aunque esta propiedad no va en detrimento de la seguridad. Están realizados a base de distintas capas que le dan dureza, pero a la vez cierta flexibilidad para poder absorber la fuerza de los posibles impactos.
Aparte del acolchado interior, donde el casco se adapta al milímetro al perfil del piloto, es la parte exterior del casco la que adquiere más importancia. Está formada por dos capas. La capa interna contiene materiales parecidos a los que se utilizan en los chalecos antibalas: Kevlar, Zylon, Twaron… Todos ellos son fibras, y como todo compuesto cuya estructura tenga un entrelazado, su resistencia es altísima y a la vez son muy ligeros. La capa más externa está formada por poliestireno, ligeramente deformable, recubierto de un material resistente al fuego.
La visera está realizada a base de policarbonatos que le dan mucha resistencia. Encima de ella están colocadas las finas tiras de plástico que el piloto va desprendiendo a medida que se le van ensuciando.
Con todos estos materiales, el casco debe superar una serie de pruebas para ser homologado. Tiene que soportar entre 30 y 45 segundos de llama directa, sin que éste arda ni tampoco se supere en el interior del casco los 70 ºC. En la prueba de dureza se disparan proyectiles a gran velocidad y la profundidad de los impactos no debe superar los 2,5 milímetros.
OTRA NOTICIA:
La intensa lluvia, que creó bolsas de agua en la pista, y las nubes bajas, que dificultan la visibilidad, provocaron que los monoplazas se quedaran en sus garajes, en una jornada en la que las previsiones meteorológicas no ayudaron al optimismo.
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