Estalló Monza de alegría. Ganó Fernando Alonso y la tradicional invasión de pista se convirtió en una procesión de júbilo. Ferrari es una religión en Italia, y que en Monza mande uno de los suyos es tan importante como los triunfos de la azzura.
Es lo único que cuenta. El «speaker» cantó a todo volumen la salida de Alonso al podio. «¡Matadoooorrrr, Fernando!» Enloquecieron miles de «tifosi», tomada la recta de meta como pista de baile para celebrar la victoria.
El asturiano coge aliento cuando más lo necesitaba. La soga del campeonato se venía enredando en su cuello desde hacía quince días en Bélgica, así que en Italia no podía fallar. No sólo eso, sino que se exigía un gran resultado para aflojar la tensión. Venció Alonso con suspense después de una salida entre dudas.
La recta final del campeonato pone a prueba el temple de los pilotos y de las escuderías en situaciones límite.
Lunes por la mañana. Resaca de victoria en Maranello, el cuartel general de Ferrari. Sonrisas a las ocho en punto, hora de entrar a la fábrica. Las semanas arrancan mejor después de las victorias, qué decir si ha sido en Italia y todo un _país ha entrado en éxtasis. Fernando Alonso ficha de los primeros. Allí está de nuevo el asturiano. Nada de ocio, cero relajación, ni rastro del descanso del guerrero.
Le quedan un par de jornadas de análisis de datos y pruebas en el simulador antes de pensar ya en Singapur, próxima cita del Mundial dentro de dos semanas. Otra prueba para los nervios de acero del asturiano, sin margen de error hasta noviembre. En realidad, ya nadie lo tiene, quizá al líder, Mark Webber, le quede un comodín que utilizar, pero a partir de ahora un abandono supondrá la eliminación.
Ya decía Flavio Briatore que la mayor virtud de Fernando Alonso era sacar lo mejor de sí mismo bajo la máxima presión. Es curioso que dos de sus errores más sonados del año, en Mónaco y Spa, llegaran cuando se vio más desahogado en la clasificación y con un coche que prometía. Apareció por Monza con la soga al cuello y fue una calculadora humana sobre un coche de _carreras. También el equipo, que se lució con la estrategia y obró un cambio de neumáticos con precisión quirúrgica. Resultado: pole, victoria y vuelta rápida; el cuarto «hat trick» de su carrera.
Ya le toca a Stefano Domenicali lucirse en el banquillo. «Habríamos ganado con cualquier estrategia porque teníamos el mejor coche», dice el jefe de Alonso, quien pide regularidad para lo poco que falta. «Es importante ser consistentes y estables hasta el final. Si es así, veremos qué pasa en Abu Dhabi», añade.
Empieza la guerra psicológica, la que hace todavía más pequeñas las escasas diferencias en la clasificación. Entre el primero, el australiano Webber, y el quinto, su compañero Vettel, sólo median 24 puntos. Nada más que 21 desde el australiano hasta Fernando Alonso, tercero.
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4 comentarios:
todo bien.. pero hay que tener cuidado.. dicen que la confianza es la madre del descuido, asi que no confiarse y dormirse.. a trabajar duro!
Estimado Isidro,
Lo más interesante de todo es que ayer lunes, sin perder tiempo, se pusieron a trabajar (espero que como locos) para mejorar su coche y disminuir la ventaja que siguen teniendo (o eso anticipo) los RB y los McLaren.
Todavía cuesta creerlo: pole, vuelta rápida, triunfo... y el campeonato al rojo vivo.
Los RedBull, pese los rumores sobre la flexibilidad de su alerón delantero, van a recuperar la ventaja en circuitos con más carga aerodinámica, que esperemos que Ferrari sepa neutralizar... o ellos mismos ahogar en sus guerras internas.
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